P. Florencio Abajo Núñez |
El padre Florencio tiene 50 años de
edad y 25 como sacerdote. La sede central de esta hermandad que está reconocida
como “Asociación Sacerdotal internacional”, se encuentra en la ciudad de Roma.
Él recorre durante el año los distintos
países donde los sacerdotes operarios son formadores; y esta vez le tocó a
Perú, que tiene un seminario en formación en Carabayllo, y otro aquí en la
ciudad de Huancayo, que es el Seminario Mayor San Pío X.
Preguntado sobre la situación actual del sacerdote y su futuro,
respondió: “El futuro del sacerdocio es
el futuro de la Iglesia, siempre hay distintas situaciones de crisis y
otras de normalidad. Hay corrientes ideológicas o formas de vivir el
ministerio, pero el sacerdote que se está viendo hoy responde a la situación
actual. Las formas actuales en las que se está viviendo la religiosidad de nuestro
pueblo, responden a un mundo globalizado, pero cada país tiene un contexto
particular que hay que analizar. No he tenido la oportunidad de conocer a
sacerdotes diocesanos de Perú, porque he venido a visitar a mis hermanos
operarios de Carabayllo en Lima y Huancayo, y solo he conversado con ellos y
con Mons. Pedro Barreto; no me atrevería a dar una opinión del clero de Perú o
de Huancayo porque no conozco su realidad”.
Dirigiéndose a los seminaristas dijo: “El horizonte de un seminarista no debe ser el llegar a ser cura. Debe ser encontrarse con la verdad, que es
Jesús, que es nuestro Dios; y a partir de ahí, seguir haciendo el bien. Y
esa búsqueda de la verdad, como la propia búsqueda del sacerdocio, es un compromiso
para toda la vida. Uno no es sacerdote porque lo ordenan, sino que lo es día a
día. Lo es cuando al final de la vida es capaz de mirar atrás y darse cuenta de
todo lo que ha hecho, lo que ha vivido; dar gracias a Dios por el ministerio y
pedir perdón por los errores que haya podido cometer”.
Al solicitarle un mensaje para
los jóvenes que sienten el
llamado a ser sacerdotes pero aún no están en un seminario, señaló: “Para
discernir el llamado hay que estar mucho tiempo cerca al Señor y es imprescindible que haya una persona con
suficiente madurez espiritual que pueda acompañarlo; un mediador, un director
espiritual, un guía que le vaya orientando. Porque el sacerdocio no es el sacerdote, es más que la imagen que tengo del
sacerdote de mi parroquia, con las virtudes y defectos que tenga. Es necesario
objetivar, tomar distancia de esa imagen que uno tiene, y no apuntar como
modelo a un sacerdote en concreto, sino a Cristo. Luego, si alguien se anima a
vivir el sacerdocio porque es su propia vocación, pues será un hombre
profundamente feliz, aún con las dificultades que puedan surgir cada día. Pero
exactamente lo mismo le diría a un joven matrimonio que quiere casarse, en ese
mismo sentido, si es su vocación, si Dios los llama para ello, serán
profundamente felices, aún con las dificultades propias de una vida
matrimonial. Al final, la felicidad está en la capacidad que tenemos para
responder a la llamada de Dios”.
Finalmente sobre su experiencia de conocer el Perú y Huancayo manifestó:
“Huancayo es un vergel, comparado
con Lima y Carabayllo que es lo que poco que pude conocer. Aquí la tierra es
verde, fértil y fresquita, muy fresquita (sonríe). Sin duda esta tierra también
configura el carácter de cuantos la habitan, y hace a la gente realmente recia
y maravillosa, como es la propia tierra”.
Los formadores del Seminario Mayor San Pío X de Huancayo pertenecen a
la hermandad de sacerdotes operarios
diocesanos que dirige el padre Florencio. El rector es el padre José Francisco
Montero (Venezuela), el director espiritual es el padre Eusebio Pascual (España)
y el formador de Filosofía y Propedéutica es el Hno. Marcos Adrían Rosado
(México). Los sacerdotes operarios dirigen el Seminario de Huancayo desde hace
casi cuatro años, y alberga a seminaristas de Ayacucho, Huánuco, Tarma,
Caravelí y Huancayo.
Entrevista realizada en el Seminario
Mayor San Pío X el día viernes, 13 de noviembre de 2015.
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